Portada. Fotografía de Tony González. Casa de campo estilo victoriano, Salcedo. |
Nota a la segunda edición
Dieciocho años después de darlo a la luz, de iniciar el diálogo con mis lectores, en el que muchos me han preguntado -peligros y privilegios del novelar la historia- por qué ciertos personajes aparecen tan velados que sólo quienes los conocieron o sus descendientes, saben que ahí hablan, aman, conspiran o matan, al fin vuelve a reeditarse El despojo o por los trillo de la leyenda.
Por otra parte, como el personaje central, devino en la leyenda cuyo rescate fue motor de mi relato y argamasa de la cual intenté reconstruir el mundo de mis ancestros e infancia de mi generación, he sentido el compromiso de preservarla impresa, tan viva como en la oralidad, para las generaciones lectoras por venir.
El libro, después de nacer, dice Camilo José Cela, sigue creciendo en la cabeza de su autor, en la imaginación o en el sentimiento de los lectores y, por descontado, en las páginas de sus ulteriores ediciones.
Es por esto que al considerar por sobre todo lo demás, el sentimiento de los lectores, he respondido a los primeros, incrustando en el texto, nombres y apellidos de personajes que sólo se insinuaban en el anterior, pero el fondo de esta narración circular, ha sido respetado rigurosamente.
Asimismo, por pensar en los segundos, mis interlocutores desde ahora y por venir, la forma ha evolucionado, del experimentalismo gráfico de los 80s, era de Gutemberg, a la linealidad que procura la lectura rápida, vertiginosa, de la era electrónica, automática.
Queda abierto un nuevo diálogo, que al fin y al cabo, eso es un libro.
Emelda Ramos
San José de Conuco, Salcedo
Fin del verano/2002
No hay comentarios:
Publicar un comentario