Casa frente al azul

Casa frente al azul
Nací el otoño del 48, en San José, un paraje ribereño del río Aguas Frías, frente a Ojo de Agua, en la finca cacaotalera que plantó el abuelo materno de mi padre, en tiempos de la Restauración de la República Dominicana; terreno que posteriormente fue partido en dos por la carretera Salcedo-Tenares. En ese enclave levantaron mis padres Gustavo Ramos Portorreal y Ana Concepción Tejada Bretón, la casa de madera donde nací, crecí, me multipliqué en dos hijas y un sin fin de historias. En esa vivienda que llamo "Mi casa de frente al azul", por tener siempre a la vista la comba celeste, el azul pizarra del Cerro de La Cruz y ante el portal, en el cielo, la estrella polar, es donde gracias a Dios aún vivo, medito, me afano, me sueño, me escribo.* * Génesis, pasión, identidad y búsqueda de una escritora dominicana: Emelda Ramos. La palabra Rebelada / Revelada: el poder de contarnos. Ediciones Femlibro, Editorial Guapané, New York, 2011.

sábado, 14 de julio de 2012

El despojo o Por los trillos de la leyenda

Portada. Fotografía de Tony González. Casa de campo estilo victoriano, Salcedo.

Nota a la segunda edición

Dieciocho años después de darlo a la luz, de iniciar el diálogo con mis lectores, en el que muchos me han preguntado -peligros y privilegios del novelar la historia- por qué ciertos personajes aparecen tan velados que sólo quienes los conocieron o sus descendientes, saben que ahí hablan, aman, conspiran o matan, al fin vuelve a reeditarse El despojo o por los trillo de la leyenda.
Por otra parte, como el personaje central, devino en la leyenda cuyo rescate fue motor de mi relato y argamasa de la cual intenté reconstruir el mundo de mis ancestros e infancia de mi generación, he sentido el compromiso de preservarla impresa, tan viva como en la oralidad, para las generaciones lectoras por venir.
El libro, después de nacer, dice Camilo José Cela, sigue creciendo en la cabeza de su autor, en la imaginación o en el sentimiento de los lectores y, por descontado, en las páginas de sus ulteriores ediciones.
Es por esto que al considerar por sobre todo lo demás, el sentimiento de los lectores, he respondido a los primeros, incrustando en el texto, nombres y apellidos de personajes que sólo se insinuaban en el anterior, pero el fondo de esta narración circular, ha sido respetado rigurosamente.
Asimismo, por pensar en los segundos, mis interlocutores desde ahora y por venir, la forma ha evolucionado, del experimentalismo gráfico de los 80s, era de Gutemberg, a la linealidad que procura la lectura rápida, vertiginosa, de la era electrónica, automática.
Queda abierto un nuevo diálogo, que al fin y al cabo, eso es un libro.

Emelda Ramos
San José de Conuco, Salcedo
Fin del verano/2002

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