Casa frente al azul

Casa frente al azul
Nací el otoño del 48, en San José, un paraje ribereño del río Aguas Frías, frente a Ojo de Agua, en la finca cacaotalera que plantó el abuelo materno de mi padre, en tiempos de la Restauración de la República Dominicana; terreno que posteriormente fue partido en dos por la carretera Salcedo-Tenares. En ese enclave levantaron mis padres Gustavo Ramos Portorreal y Ana Concepción Tejada Bretón, la casa de madera donde nací, crecí, me multipliqué en dos hijas y un sin fin de historias. En esa vivienda que llamo "Mi casa de frente al azul", por tener siempre a la vista la comba celeste, el azul pizarra del Cerro de La Cruz y ante el portal, en el cielo, la estrella polar, es donde gracias a Dios aún vivo, medito, me afano, me sueño, me escribo.* * Génesis, pasión, identidad y búsqueda de una escritora dominicana: Emelda Ramos. La palabra Rebelada / Revelada: el poder de contarnos. Ediciones Femlibro, Editorial Guapané, New York, 2011.

lunes, 27 de agosto de 2012

Comunicación entre Pedro Camilo y Emelda Ramos



Emelda, ahora quiero compartir contigo esta nota que escribí mientras esperaba los resultados de la tormenta Isaac en la Sala de Situación que se organizó en Salud Pública. Estas palabras surgieron de esa sentimentalidad que llaman alma:


Poesía en Ojo de Agua



Apreciados amigos:

Luego de finalizar el Festival de Poesía en la Montaña, algunos poetas bajaron de Jarabacoa y visitaron la casa de Emelda Ramos, en Ojo de Agua, Salcedo, en la provincia Hermanas Mirabal. Ellos residen en Estados Unidos de Norteamérica y vinieron al país para participar en el festival, atraídos por el arte poético y por el carisma de dos poetas dominicanas residentes allá: Yrene Santos y Marianela Medrano.

Entre los visitantes había un hindú, una argentina y tres colombianos, además de Yrene, Marianela y Elizabeth Guzmán; esta última es Trabajadora Social y profesora en UTESA, y viajó desde Santiago de los Caballeros para participar en ese convite de la poesía, tal vez acuciada por esa sed de conocimiento que define al ser humano.  .

Como paréntesis debo decir que, para mí, volver a la casa de Emelda Ramos es regresar a un espacio donde sentí, hace ya mucho tiempo, no sólo la ternura de la amistad sino también la ilusión en ciernes de llegar a ser escritor, cuando aún no había soltado las amarras del discurso hipocrático; entonces fue Emelda que con sus dotes de maestra me trazó la pauta de las metáforas, de la estética y de los géneros literarios.

Y los poetas llegaron como a las once de la mañana; luego de compartir un rato, vino la hora del almuerzo: una comida criolla con postres también criollos, tal y como se acostumbra en esos predios cibaeños, máxime si es domingo y existen razones para celebrar con los amigos y la familia.

Ya en la tarde disfrutamos los chistes de Yrene Santos y de Carlos Aguasaco, poeta colombiano; de igual manera, admiramos la presencia de Ralph Nazareth, poeta hindú que despide sabiduría hasta en su sonrisa tímida; además, nos regocijó el don de gentes de Marianela Medrano, siempre atenta a todos los detalles; y sobre todo, gozamos la cortesía de Emelda y Mary Ramos, anfitrionas que fueron de esta actividad. Después de visitar el Museo de las Hermanas Mirabal, hubo lectura de poemas.

En un momento inventarié el patio. Sentado en la galería, vi orquídeas, corales de México y un higüero con sus promesas de higüeras y calabazos. Promesas truncas, diría yo, en estos tiempos de vasijas de plástico. Si hubiera seguido la búsqueda, hubiera encontrado los demás detalles que hacen de este lar un centro en el que gravita la magia propia de los hogares de Ojo de Agua, comunidad donde siempre he sentido el influjo mágico de Cayo Báez –héroe de la resistencia anti yanquis en el periodo 1916-1924-, de las Hermanas Mirabal y de Caco de Nima, aquel personaje que Emelda convirtió en protagonista de su novela “El despojo, o por los trillos de la leyenda”.

Es que en Ojo de Agua no hay que ir muy lejos para toparse con lo real maravilloso, que resulta ser una mezcla de magia, supersticiones y cierta forma de visión poética de la realidad, que Alejo Carpentier encontró en Haití pero que es patrimonio de América Latina.

Ahí, en Ojo de Agua, junto a lo real maravilloso y al recuerdo del heroísmo se halla también esa poesía que siempre Emelda ha aupado, desde mucho antes de que ella le hiciera un poema a la corbata de Pedro Mir; sí, hay poesía en Ojo de Agua desde que Emelda empezó a declamar poemas a la patria en el colegio de las monjas; y asimismo habrá poesía en Ojo de Agua cuando veamos reflejados en ese  “montón de espejos rotos” que es la memoria según Borges, las imágenes de ese grupo de poetas que bajó de la loma para leer poesía en casa de Emelda Ramos.  

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Un abrazo de Pedro.


Camilo, gracias por tus palabras y fotos.
Es maravilloso, por ej. ver patente el profundo, cierto  y gozoso afecto entre Yrene y yo.
Verdaderamente el tiempo fue corto, si ellos no hubieran agendado con César el viaje a la playa al otro día, yo hubiera conseguido que se quedaran a dormir en casa, pues ahora hay camas suficientes.
Los que vi por primera vez ese día: Elizabeth, Ralph, Juana, me encantaron. La amistad es también un arte...
Cuando es auténtica, siempre suma  afectos nuevos
A propósito , ¿qué sabes de Jim?
Otra vez gracias:

Emelda


Querida amiga:

Muchas gracias por tu gran hospitalidad. Extiendo mi agradecimiento a Mary y a Quico Regalado. Ahora te mando algunas fotos del pasadía  y sobre todo, estas palabras que les remití a Elizabeth Guzmán y a Marianela Medrano, que, a mi modo de ver, dan notación de mi estado de ánimo:

Ayer fue un día especial: para mí, volver a la casa de Emelda Ramos es regresar a un espacio donde sentí no sólo la ternura de la amistad, sino también la ilusión en ciernes de ser escritor, cuando aún no había soltado las amarras del discurso hipocrático; entonces fue Emelda que con sus dotes de maestra me trazó la pauta de las metáforas, de la estética y de los géneros literarios. Y ayer el disfrute en ese espacio se triplicó, porque además de Emelda y su esposo, estaban ahí almas afines como Marianela, Irene y Elizabeth, que junto con sus amigos poetas, regocijaron mi alma hasta el punto de acelerar el tiempo de una manera increíble: cuando reparé en la realidad real, ya pasaban de las tres de la tarde y tenía que regresar a Santo Domingo para cumplir con algunos compromisos de mi trabajo. Dejar atrás ese espacio habitado por gente tan querida, fue como si renunciara a un paraíso.

Un abrazo de Pedro.  

jueves, 19 de julio de 2012

El Despojo, Opera Prima de Emelda Ramos







Por múltiples razones me ha fascinado esta novela de cien páginas en la cual su autora, Emelda Ramos, manifiesta su sólida formación académica al estructurar acuciosamente la trata del texto, mezcla de realismo y fantasía; donde además muestra dominio general y originalidad en su lenguaje, enseña su erudición regionalista y su cultura dominicana, no exenta de fina sensibilidad poética. 


Si el propósito inicial de la autora fue el de preservar el lenguaje vivo en el Valle de La Vega Real con sus hermosos parajes de Ojo de Agua, San José de Conuco, Los Limones, Jayabo, de Salcedo, donde nació en 1948, se puede asegurar que su libro ha logrado metas más ambiciosas y difíciles, como la de su forma en fluido contrapunto, como la admirable naturalidad que logra al fundir el lenguaje folklórico con el lenguaje culto y la originalidad que significa darle a la edición final de ciertos párrafos descriptivos, el contorno de la cosa que se describe: ovalado en el caso de un retrato de mujer, de pórtico ojival, para el párrafo que da acceso a la casa solariega; oraciones oblicuas, verticales ascendentes y descendentes como los trillos que andan los terrenos ondulados por cerros de poca altura.

Es un aporte técnico-experimentalista, muy imaginativo, que la Editora Taller se luce en desplegar junto a las reproducciones de los dibujos realistas del reconocido pintor salcedense Virgilio García.

El contrapunto narrativo, desde la perspectiva del tiempo, transcurre al ritmo de cinco generaciones. Un hilo continuado de la familia que comienza con Sabas y Casimira, primera generación testigo,(igual que como en Fuenteovejuna), del homicidio contra Camilo Camilo, el poseedor de las encomiendas que causarían el despojo de las tierras de las familias asentadas en la región.
La imaginación de los pobladores, exaltada por el crimen, transforma su miedo al poderoso personaje muerto en una serie de mitos pavorosos.

Cito a la autora: “Entonces los habitantes de la maga infancia fuimos dominados bajo el señorío de su terror omnímodo y fantástico. Y no podíamos dudarlo. Es más, vivíamos su existencia y todos nuestros días se convirtieron en un solo presentimiento de que aparecería por las noches. Y, en aquel tiempo, todas nuestras noches se clasificaron en dos: aquellas en que apareció y las otras en que soñamos que vendría.”




Siguiendo el hilo de la trama, vemos que pasa detalladamente por la mente de un personaje importante: la  bisabuela Casiana; hilvana la generación de los padres de la autora y sus miedos a la represión trujillista; pespuntea sobre la vida de la autora dedicada a renacer los recuerdos y leyendas y ocupada en levantar la quinta generación, la  de sus hijos.

Aunque estos no participan en los relatos explican la función matriarcal de Casiana como tatarabuela: al final se produce un cierre circular con la unión de Casiana y Juanico, su primo hermano, jóvenes aun, que santiguados por las dispensas eclesiásticas, repasan los trillos del pasado y marchan rumbo a un porvenir florecido y aromado que visionaba Casiana con sus poderes extrasensoriales.

Emelda Ramos llama trillos a cada sección de su novela y, en efecto, son trillos que conducen al recuerdo del terror oculto en los mitos que cada generación va transformando y sintiendo como recuento de tenebrosas leyendas fantásticas  o como experiencias de horrendos hechos de sangre reales.

Esa trama va eslabonándose con una técnica escriptural cohesiva. Al final de un trillo o capítulo  aparece una frase o un personaje que será el elemento de apertura al próximo capítulo.

La palabra trillo aparece como un ritornello incesante a lo largo de todo el texto y trillo es camino, sendero, destino, personaje, fe, naturaleza, conjuro, división, confluencia. Dondequiera se emplea esa palabra con versatilidad en su significación. Por ese importante factor coherente se llama también la novela “Por los trillos de la leyenda”.

También hay en esta novela un contrapunto paralelo entre las leyendas fantásticas y los sucesos de realismo histórico, como son: el homicidio perpetrado contra el proyecto despojador de tierras de Camilo Camilo, el tirano de Ulises Hereaux, Lilís ; el ajusticiamiento de Trujillo y otras ocurrencias que arriban al presente desprovisto de los míticos miedos ancestrales que lentamente se han transformado y dividido en el culto de magia negra, el voudou y su point loup garou, el galipote dominicano, en la fe sostenida por el cristianismo liberador, capaz de fulminar los demonios con solo poner grandes cruces en el sitio de la aparición.

Es sorprendente y admirable pensar que todo está contenido en un texto tan agradable y breve que, antes de escribirse, necesitó tanta investigación, recolección de datos y organización de materiales. Este trabajo investigativo, sistemático, realizado por la profesora-narradora Emelda Ramos, aumenta aún más los méritos de su obra.

Al principio mencioné  la admirable fusión de lenguajes, folklórico y culto, que sirven de medios expresivos a la autora. Un glosario de ciento sesenta palabras del habla cibaeña, con una grandísima cantidad de arcaísmos que, por desuso, parecen incorrecciones y no lo son, reúne los vocablos de interés lingüístico. Como están señalados por asteriscos y explicados al pie de las páginas, no voy a dedicarles comentarios detallados. Pero sí es justo detenerse, aunque sea brevemente para citar algunas frases del rico lenguaje con que la autora engalana su obra.

Bajo un estilo conciso y coherente anoto las siguientes:

1…“fatal visitante de sus insomnios infantiles como ahora lo es de los nuestros.”
2…“la angustia de Casiana confluía en un punto de la misma tierra, la tierra herida  de la cual se levantaba un llanto de polvo pardo.”
3…. “un disparo de un Remington 12 viajó por aéreo trillo en no se sabe cuántos santiguos, resguardos y maleficios.”
4… “salíamos de un velorio para ir a otro, y de allá volvíamos sobre nuestros pasos en un círculo siniestro.”

Con un estilo poético encontramos en los siguientes ejemplos:

1…“doce antorchas horadan la noche como lunas crispadas y deformes.”
2…“en su mente de incontables pensamientos y maquinaciones se teje más noche que la que nos rodeaba.”
   3…“el sueño esta arisco, temeroso de vaciar nuestras mentes, mientras afuera atravesamos quebradas, los trillos se van llenando de pisadas de otros seres que no duermen ni siquiera el sueño perenne de las ciegas sombras.”
5… “cuando la visión pasaba preñaba nuestro mundo de presagios.”
6…“un grito que congela nuestra noche y lanza la esfera del miedo al infinito.”
7…“las lilas brotaban y se multiplicaban mediante el misterioso maridaje del cieno, el agua y el cielo.”
8…“ellos sí  saben leer en las sombras del tiempo, saben que hay espantos que nos circundan y que nunca se entierran.”

Emelda Ramos también aporta un estilo original con gracia y precisión.
Cito:

1…“el leguleyo-enchalinao-jojoto-pueblano-puñetero-conficao-fisicundo” como descripción de Don José María Garrigosa, abogado de Camilo Camilo”.
2…“al sentarse en el verdinoche de la yerba”.
3… “la tristeza llenó  más los platos que el sancocho en nuestra mesa.”
4… “el niño de ojos turquesa marchó en trance hipnótico hasta aquellos planitiempos y volvió, sí, pero volvió sin volver y vivió loco para siempre.”
5… “Presto y a pesar del granizo de sus venas, desenfundó  el cuchillo.”
6… “las cosas pasaban de castaño oscuro castaños eran los ojos y el crespo pelo del hombre.”
7…”ellos llegaban al último umbral de lo soportable para que un hombre no muera de terror.”

La captación de la forma de hablar del campesino de la región del Valle Cibaeño da origen a diálogos de una belleza ingenua y no por eso menos estremecedora:

Al encontrarse Tilo, el hacedor de coplas y décimas con la fragante juventud de Casianita le dice:

“¡A Dio la gracia! Que cuando una mosa que sea señorita y no haya dao amore pisa un conuco le trae dicha, poique la tierra da lo mejore fruto. Poi lo trillo que tu pisa la tierra se bendice en flores.”

La fina intervención de esta joven autora, Emelda Ramos, remata la belleza del encuentro cuando añade más adelante:

“Tilo se sintió invadido por el aroma de pachulí que venía de los pies de la muchacha o del candor de sus quince años, y asciende, se posesiona de sus sentidos y lo transporta. En esos instantes Tilo no sabe que ese aroma no se irá nunca de ellos. etc.”

Al leer lo que escribe Emelda Ramos dos cosas distintas suceden al lector dominicano, sobre todo al cibaeño: una,  le hace florecer imágenes adormecidas por el olvido y el tiempo y otra, le obliga a sentir un NOSOTROS  SOMOS del cual pocos escritores se han hecho eco.

En este texto hay un misterio que yo llamaría de identificación cultural. Al leerlo siente uno revivir un pasado tan lejano como los sucesos no vividos, tan viejos como los principios de la vida nacional dominicana que uno no conoció, tan auténticos como las fantasías de los cuentos que creímos ciertos y estremecieron nuestra inocencia infantil.

¿Qué poder tienen esos relatos que los hace parecer creíbles y nuestros?
¿Es acaso el suceso? ¿Es la historia? No lo creo; más bien pienso que es el estilo de contar y su revestimiento de palabras familiares, propias del tiempo atrás, cuando las empleaba la gente vieja que conocimos y alcanzaron a contarnos los misterios de sus fantasmas y sus miedos. Miedos que tuvieron también su matiz positivo cuando era miedo al deshonor, a la cobardía, miedo a la infertilidad de su trabajo, o de su semen prolífico con el que perpetuaban su apellido, su nombre y la especie en los vástagos familiares.

El ambiente de muchas de esas leyendas vive aún en el fondo de nuestro cerebro donde acecha otra pléyade de miedos más fulminantes y destructivos para la naturaleza humana. Miedos que vapulean la paz con las amenazas de accidentes, atracos, crímenes, armas mortíferas y las guerras expansivas.

El miedo atrapado para siempre por Emelda Ramos al recorrer los trillos de las leyendas dominicanas nos conmueve. Tiene cierta cualidad nostálgica y suave si se compara con el pánico que produce la amenaza de liberar los aprisionados neutrones que harían explotar el mundo en una sola llamarada, sin leyendas ni fantasías.

Una novela como El Despojo, de esta nueva joven narradora dominicana, enriquece la producción artística y bibliográfica dominicana, por lo cual yo  invito a leerla.

Aída Bonnelly de Díaz
12 de julio de 1985.

domingo, 15 de julio de 2012

El Despojo o Por los trillos de la leyenda, primera edición


Portada de la primera edición.




"Emelda Ramos de Regalado nació en San José de Conuco, Salcedo, el 16 de septiembre de 1948; realizó estudios de Educación, mención Filosofía y Letras en la UNPHU; ejerce desde 1971 el magisterio, casada, tiene dos hijas, ideas feministas y estudios de Filosofía Yoga. Joven, poetisa, publica por primera vez, iniciando estos jueves de la Literatura con su nombre". Manuel Mora Serrano. "El Día". Agosto de 1981.



"En diciembre de 1930 Raymundo Garrido, Juanita Hernández, Dedé Mirabal y Emelda Ramos (Directora de la Biblioteca), fundan el "Ateneo Minerva mirabal", centro y fuerza dinámica que ha motorizado el quehacer cultural de la provincia". Juan Deláncer. "El Nuevo Diario". Septiembre 13 de 1982.













El despojo campesino y el terror, aunados en un redoble sordo que se repite continuamente, son los dos elementos que dan coherencia temática a esta narración. la restrospeccion, el grafismo en bloque, el collage y liberacion, de la puntuacion son, entre otros, modernos recursos narrativos que tejen un hermoso contrapunto con el lenguaje poetico y repleto de arcaismos que utiliza la autora por los trillos de la leyenda. 
Pedro Camilo Camilo
Listin Diario. Junio 6 de 1983.

"En lo que atañe al género novela, considero que la mejor es, sin ninguna duda, "Por los trillos de la leyenda", presentada bajo el pseudónimo de "Cervando Montevalle", que encuentro realmente fascinante". Virgilio Díaz Grullón. 22 de abril de 1983. Jurado del Concurso Literario "Armando Cabral" de Salcedo.













sábado, 14 de julio de 2012

El despojo o Por los trillos de la leyenda

Portada. Fotografía de Tony González. Casa de campo estilo victoriano, Salcedo.

Nota a la segunda edición

Dieciocho años después de darlo a la luz, de iniciar el diálogo con mis lectores, en el que muchos me han preguntado -peligros y privilegios del novelar la historia- por qué ciertos personajes aparecen tan velados que sólo quienes los conocieron o sus descendientes, saben que ahí hablan, aman, conspiran o matan, al fin vuelve a reeditarse El despojo o por los trillo de la leyenda.
Por otra parte, como el personaje central, devino en la leyenda cuyo rescate fue motor de mi relato y argamasa de la cual intenté reconstruir el mundo de mis ancestros e infancia de mi generación, he sentido el compromiso de preservarla impresa, tan viva como en la oralidad, para las generaciones lectoras por venir.
El libro, después de nacer, dice Camilo José Cela, sigue creciendo en la cabeza de su autor, en la imaginación o en el sentimiento de los lectores y, por descontado, en las páginas de sus ulteriores ediciones.
Es por esto que al considerar por sobre todo lo demás, el sentimiento de los lectores, he respondido a los primeros, incrustando en el texto, nombres y apellidos de personajes que sólo se insinuaban en el anterior, pero el fondo de esta narración circular, ha sido respetado rigurosamente.
Asimismo, por pensar en los segundos, mis interlocutores desde ahora y por venir, la forma ha evolucionado, del experimentalismo gráfico de los 80s, era de Gutemberg, a la linealidad que procura la lectura rápida, vertiginosa, de la era electrónica, automática.
Queda abierto un nuevo diálogo, que al fin y al cabo, eso es un libro.

Emelda Ramos
San José de Conuco, Salcedo
Fin del verano/2002

viernes, 13 de julio de 2012

El último aon


El último aon de Emelda Ramos, “una pequeña joya que permitirá gozar a los jóvenes lectores de un pasado casi remoto, pero actual”, según Marcio Veloz Maggiolo

El sello editorial Alfaguara Infantil realizó su primer lanzamiento del año con el libro “El último aon” de Emelda Ramos, veterana escritora y educadora, en un sencillo y concurrido acto realizado en el Foro Pedro Mir de la librería Cuesta, el 6 de marzo. Dirigido a niños de 10 años en adelante, el libro cuenta 44 páginas con ilustraciones a color de la diseñadora y artista Adela Dore.

Según las palabras del prestigioso escritor Marcio Veloz Maggiolo, quien tuvo a su cargo la introducción del libro, este libro es “una pequeña joya de la narrativa infanto-juvenil. Un libro donde el conocimiento de la tradición y la leyenda se aúnan en un modelo de síntesis que permitirá a los jóvenes lectores gozar de un pasado casi remoto, pero actual: el de la desaparición de unas etnias, las de los taínos, que se esfuma simultáneamente con su entorno moral, ecológico y humano”.

Este cuento infantil, cuidadosamente editado por el equipo de Alfaguara, trata de un episodio inédito que ocurrió en los primeros años de la colonización española, y lo protagonizan un niño taíno, Guaramatex, y un pequeño perrito de la raza “aon”, desaparecida ya. Juntos han vivido muchas aventuras desde que el niño taíno rescató al cachorro en medio del bosque. Pero el mayor peligro los aguarda ahora, cuando la tribu de Guaramatex es forzada a desplazarse a un lugar desconocido y tienen que abandonar su comunidad natural, bajo el régimen de las encomiendas.

Emelda Ramos es escritora y educadora. Ha publicado la novela El despojo o por los trillos de la leyenda, premio del Ateneo Minerva Mirabal (1984); los libros de relatos De oro, botijas y amor (1998), Angelario urbano (2002) y Los oficios y placeres de Miralvalle (2009); las antologías Cuentistas dominicanas siglo XX (2005); El cuaderno de la rosa (poesía infantil, 2008), Voces infantiles cuentan (compilación) y Delia Quesada, pionera de la dramaturgia infantil (2009). El último aon es su primer libro publicado en Alfaguara Infantil.